LA MÁSCARA ROJA gon
en Denia, Peñiscola, Tortosa, Mequinenza y Lérida y saliendo de Va-
lencia se dirigió á Barcelona, donde ha incorporado sus fuerzas con el
cuerpo de Decaen. :
—Por lo que se vé no ha permanecido inactivo en estos dos meses,-—
contestó con ironía Byng.—¿Y Clausel? ¿
—Clausel, ha recorrido la Rioja y parte de la provincia de Pamplona
siendo derrotado por los guerrilleros de Ricardo Navarro que le han
seguido por todas partes.
—Sin la energía de los españoles y la fuerza que nosotros les pres-
tamos, habría que temerlo todo, más yo confío que al fin apolean
habrá de convencerse de lo inútil de sus esfuerzos.
—Eso mismo creo yo, sin los pueblos de las aldeas y de los hallo LO á
quien ha arrebatado el emperador toda influencia política y el que se ha
lanzado tras él á los campos de batalla, todo hubiera concluido.
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_No se equivocaba en su juicio el general inglés.
Napoleón solo podía contar ya con aquel pueblo, el único que con-
servaba su fé en él, y que no separaba la causa de su jefe de la causa de
la Francia, el único que veía enel emperador, al hombre de la revo-
lución. : : S
El resto de la nación francesa, cansado, extenado, irritado. Elk
caba á su ambicion los males y peligros de le patria, se horrorizaba al
considerar los dos millones de hombres y los montones de oro que
había consumido en ocho años y e aledes intolerable ds más tiempo el
poder del sable. ]
Los hombres que solo vieron en la Revia MiCIaR la conquista de insti-
tuciones libres, los restos de los girondinos, los vencidos en diez y ocho
- de fructidor y en trece de Nan oladia la nueva generación qur sufría la
dictadura sin comprender las causas que la habían producido, las ma-
dres de familia, los comerciantes arruinados, las humerosas víctimas,
€n fin, del régimen imperial, detestaban á Napoleón y se hallaban
prontos á sacrificar al representante de la independencia nacional, por
Un poco de paz y de libertad.
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