Full text: Noche sangrienta en los Pirineos (45)

“LA MÁSCARA ROJA Ae 3 
Mas una bala le atravesó el brazo y el guerrillero, al ver el peligro 
que amenazaba al duque, corrió á socorrerlo, pero fué en vano, porque 
el general inglés, sin hacer caso de la herida, vengó mil veces y de mil 
maneras la sangre que por su brazo salía. 
Ricardo Navarro, á su lado peleaba sin descanso, y los franceses ya 
no podían sostener aquel formidable empuje. 
El ala derecha, atacada por Byng y Cole estaba por St destro-- 
zada, habiéndose visto obligados á abandonar el campo por la pérdida 
de casi la totalidad de sus es introduciéndose el desorden entre los 
supervivientes. 
Soult no se daba, sin embargo, por vencido y probaba una vez más 
humillar el valor de Wellington, disputándole su victoria, mas cansados 
los franceses de sus esfuerzos inútiles y viendo los miles de cadáveres 
que sembraban el suelo, apenas tenían aliento para evitar la muerte que 
les amenazaba por todos lados. NE : 
En aquel instante Ricardo Navarro avanzó como un fantasma Po 
en medio de un diluvio de balas y rompiendo el cuadro que rodeaba al 
mariscal, llegó casi junto á éste que se hallaba sobre su caballo en una 
pequeña eminencia que formaba el montuoso terreno y gritó con voz de 
trueno: : 
—Ya no existe el poder de Napoleón... Mira general Sonlt, es Ricardo 
Navarro que te dice, que en los desfiladeros de Roncesvalle y de Zubiry, 
se ha hundido su espada. para siempre en el ena abierto por su 
locura. 
—¡Viva Napoleón! ¡Viva la, Francial—gritó Soult en el delirio de su 
desesperación. 0 
Y espoleando á su caballo se lanzó sobre el guerrillero, blandiendo 
su espada, pero Ricardo había desaparecido confundiéndose entre los. 
combatientes. El mariscal retrocedió á su puesto. ] SN 
—¡Es preciso someternos á la ley rigurosa del destino,—le dijo si 
ayudante de campo, —y reconocer que en este combate nuestra agrada: , 
ha hecho triunfar al enemigo!... Huyamos, general, la sombra de nuestro 
gran emperador, vela sobre. nosotros y satisfecha de nuestro esfuerzo, 
protegerá en este instante nuestra peligrosa retirada... y 
No pudo terminar su acertado consejo el ayudante. 
Los guerrilleros, haciendo una masa impenetrable, atrav esaron el 
campo, forzando y destruyendo cuanto se opuso ; á su paso. : 
Entretanto las tropas. anglo- portuguesas, no as perdido ni un 
palmo en sus posiciones. Ni : 
Estas fueron realmente inexpugnablos para el enemigo, que en vano 
Intentó varias veces Apo paro: 
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