muerte para ver á Adolfina por RI vez, ¡Hiehieo él que
- cuales se habia separado un momento para buscar á su co
30 LA MÁSCARA ROJA
—Debe estar herido, —contestó Ludovico.
Entonces se acordó éste del presentimiento de su compañero,
á su alredeaor y no lo vió.
—¡Quién sabe! Habrá partido hacia el campamento al ¡buscaf
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1 . —¡Tú no irás solo delamte de Dios! land ella.
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Ludovico dió un suspiro ys se incorporó á los demás oficiales, 4
mpañero-:
¿Eran los últi- ,
El general Soult puso nuevos cartuchos á su revolver.
mos que contenían. sus 1s cartucheras.|
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