22
LA MÁSCARA ROJA
ahora de guerrilleros ó de bandidos españoles? ¿No sabes que estamos
en territorio francés?
Y sin poder sorprender la siniestra mirada del guía, echó á correr
hacia el sitio donde había oido aquel lamento de mujer. -
La noche era como la anterior, oscura y horriblemente fría.
De pronto se paralizaron.sus miembros á los plomizos pies de la
realidad.
A lo lejos creyó ver á un grupo de hombres armados que rodeaban á
una mujer. PA '
El general era valiente hasta la temeridad, é impulsado por la pasión
que había nacido en su corazón hacia la marquesa, sacó del bolsillo de
y su pardesús dos lujosas pistolas y se lanzó con vertiginosa rapidez hacia
el grupo que veia, sin calcular el peligro que corria.
- Tropezó con un cuerpo humano, tal vez un cadaver y cayó de bruces,
soltando un juramento de su país. :
Al mismo tiempo el que parecia muerto, le asestó un puñetazo en
Una sién, y el general perdió los sentidos.
—¡Vendad sus ojos y cargad con él! —ordenó el que había servido de
guía y que Soult había tomado por el criado de la marquesa.
Con pasmosa prontitud se ejecutó su orden.
Y no se acabó aquí la atrevida escena. ;
El guía se había quedado inmóvil, sondeando con su penetrante mi-
rada la profunda oscuridad. : E
Un ligero roce de vestido le hizo extremecer.
—]Marquesa! :
—¡Yo soy! :
—¿A dónde queréis que os acompañe?
- —A un hotel de Bayona.
—Aceptad mi brazo. | ] :
Y la marquesa de Torres Blancas, se cogió temblando al brazo del
guía y ambos desaparecieron en dirección al puerto.
Comprendiendo la impaciencia del lector por saber lo ocurrido,
vamos á satisfacar su justa curiosidad.
/