1044 LOS ÁNGELES DEL ARROYO
A la cuarta representación de abono había asistido la
familia real.
La niña Golfini había sido llamada al palco regio y
obsequiada por la reina con un magnífico hilo de perlas
con cruz de brillantes, que se quitó la soberana y ciñó con
sus manos en la garganta de la artista.
Esta escena conmovedora, que describía un revistero
con todo el entusiasmo de un ferviente monárquico, hizo
Ilorar a Dorotea, orgullosa en el fondo con aquellos triun-
fos de su hija.
*
Anuncióbase para la última función el beneficio de
María Golfini.
En el programa de la noche figuraba el drama «La ra-
gazza abandonnata» (La niña abandonada), escrita en pro-
sa italisna por Cavalloti, el periodista y diputado, muerto
años después en desafío de una estocada en el pecho (1).
Igualmente figuraba un monólogo en castellano, escri-
to por Eusebio Blasco, y que María se aprendió en dos
repasos con esa fecunda y privilegiada memoria de que la
había dotado la naturaleza, para retener y asimilarse cual-
quier producción literaria de corta extensión.
El monólogo se titulaba «La muñeca parlante», en la
que María debía hacer de muñeca, imitando todos los
movimientos concebibles eh un sér inerte, de pronto ani-
mado de fuerza vital y anímica.
Júzguese de la ansiedad y el interés con que Do-
(1) Histórico.