1236 LOS ÁNGELES DEL ARROYO
doña Aurora, que es la joven que iba a ponerte en el tcrno
de la inclusa, cuando yo te recogí de él, la madre de don
Víctor era una pobre costurera, a quien sedujo un señorón
de Madrid y abandonó después cuando supo que estaba
encinta.
—¡Ah! Un caso igual al que me ha referido mi marido
que le ocurrió a él siendo joven—exclamó Clara—. Si él
estuviese aquí nos diría quién era esa víctima suya, porque
muchas veces le preocupa la idea de qué habrá sido del
hijo o hija que concibió una pobre costurera que le amaba
creyéndole un joven modesto y que se casaría con ella,
según él la prometía, y a la que también abandonó cuando
ella le confesó que estaba encinta, porque sus padres ha-
bían concertado un casamiento entre Ramón y una señori-
ta, que fué su primera mujer y que murió del primer parto
sin dejarie sucesión,
Según dice Ramón, entonces buscó a la joven sedu-
cida para casarse con ella; pero había. desaparecido de
Madrid.
—EFs tan común esa misma historia, que parece estereo-
tipada para que figure de cuando en cuando en los anales
de la corrupción social,
Yo debo de ser, indudablemente, otra víctima de uno
de esos lances, aunque seguramente no encontraré a mis
amables papás en el resto de mi vida, porque no dejaron
el más mínimo rastro de su paso por el mundo.
—Pues hijo, para tener padres como el mío vale más
no conocerlos —dijo Clara. '
Tú no detestarás la memoria del tuyo, como yo la del
que mató a mi madre a disgus:>s y a golpes y me entregó
a la «<Pelambres», María Tartaja.