LOS ÁNGELES DEL ARROYO 1277
que entonces sólo había podido cultivar en pobres tiestos
de balcón.
Dispuso su consultorio en forma que los enfermós
no tuvieran que entrar por la puerta del hotel, dejándole
independiente de la parte habitable.
Akok
o
Elena había seguido paso a paso la estúpidamenté ac-
cidentada vida de Ramón María, su antiguo amante y pros
metido, tan débil como pervertido, Había sabido por Vic»
tor sus pretensiones sobre la marquesa viuda de Ortrudá;
su despecho al verse por Dorotea despreciado, y Sus es-
candalosas relaciones con una chiquilla que todo el mundo
había conocido de vendedora de periódicos en la Puerta
del Sol, y escandalosa golfa, tan bonita como desastrada
y loca. 19h 8
Después de haber escandalizado a Madrid con un hujo
asiático, que amenazaba arruinar al opulento prócer, de
pronto se supo que el duque de la Sonora se había'easado
con su querida, después de esquilarla todo lo posible-el
pelo de la dehesa. 1)
Pero la joven duquesita prefería la sociedad parisién a
la madrileña, y se comprenderá muy bien, porque .en Ma»
drid era muy conocida y en París no lo era.
Sin embargo, como el marido es el que hace a la mu-
jer, y, después de todo, habían adquirido esa patente que
da la Iglesia para poder alternar con el mundo una pareja
maritalmente unida, cuando en distintas ocasiones. habían
regresado de viajar por el extranjero, eran muchas las fa.
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