1360 LOS ÁNGELES DEL ARROYO
—SÍ.
—¿A quién amas? A alguna de las compañeras, ¿no es
verdad? Tal vez a la Josefina, que es la más hermosa de
las figurantas.
—La Josefina es la mujer de todo el mundo, Marieta;
bien sabes que es una mujer que se vende a buen precio,
pero que se vende.
—Sí, sí... no tiene muy buena nota Josefina; pero es tan
hermosa...
—No es sólo la hermosura la que enamora, Marieta: es
algo más que no posee Josefina,
—Entonces es la pollita Estela, la que hace los papeles
de niña...
— ¿Estela?
—Sí. Una niña cándida.
— ¡Cándida!
—¿No?
Colás se sonrió,
—¡Cómo! ¿Estela...?
—Estela... está más corrompida que lo que nadie se
figura.
— ¡Calla! Tiene menos de catorce años esa muchacha,
y apenas ha entrado en la pubertad.
—Pués así y todo, Marieta. Esa que tú crees inocente
y cándida criatura...
—¡Quél
—Yo no debo decirte eso, porque tú, con tus diecinue-
ve años o veinte, no sabes lo que esa muchacha, ni eres
capaz de sus audacias.
—¡Es posible!