Full text: Tomo primero (001)

LOS ÁNGELES DEL ARROYO 1389 
dándome con el sombrero, porque es lo único que estos 
señorones prodigan, los sombrerazos, iba a repetir la or- 
den al automedonte, cuando Alejandra me dijo: 
—Doy a usted las gracias, señor Nicolás, por haberme 
reservado mi manguito. 
—Señora... estoy demasiado pagado con el honor de 
haberme permitido ofrecerle mis respetos, y conservar lo 
que dentro el manguito llevaba y conservaré toda mi vida 
—añadí con voz más baja para que no me oyese el gran 
duque. 
Alejandra me hizo un signo de aprobación con la ca- 
beza, acompañado de una encantadora sonrisa, y el trineo 
partió, quedándome tan solo como si hubiera desapare- 
cido toda la gente de la Perspectiva Newski. 
—¿Y eso es todo lo que has logrado de la bella viuda? 
—¿Y qué más quieres? Como he estado sin trabajar 
los días que han seguido a aquella entrevista, no he vuel- 
to a probar si Alejandra continúa mostrándome sus sim- 
patías. 
No puedo decir que me ama, porque no me ha dado 
ninguna prueba de amor. 
— Friolera! —exclamó Marieta —ya hubiera querido el 
príncipe de Vitele:k obtener de mí un ramo de violetas 
que llevase yo para mi uso y recreo, y que hubiese deja- 
do caer mi manguito para que él lo recogiera. 
—¡Ah!, ¿tú crees...? 
— ¿Que si son eso demostraciones de amor? 
jj 
1 
a 
úl 
4 
| 
l 
da 
h
	        
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.