1416 LOS ANGELES DEL. ARROYO
—¿ Pero tú no estás viendo que esta es letra de mujer
elegante?
Vaya, concedido, aunque el que sea de mujer no
prueba que sea de Alejandra.
—«¿ Y de quién ha de ser, Marieta? ¿Conozco yo a
alguien en palacio que desee verme en la sala Blanca?
—El príncipe.
— ¡Calla! El príncipe, que hace tres días que no ha
contestado a mis proposiciones de duelo.
-Esperará provocarte en pleno baile, para que tú
le desafíes y tener él la elección de armas.
—¡Cá! El príncipe no desciende a esa rastrería...
Para provocarme ha tenido ya lugar y me ha encontra-
do en sitios públicos, donde ha podido hacerlo mejor,
que dar un escándalo en palacio.
—Pues... me alegraré mucho que sea lo que crees.
Ahora, oye.
—¿Qué?
—«¿ Sabes quién acaba de estar en mi cuarto?
—No.
—Clara.
— ¡Calla!
—Sí, Clara con su marido, el señor duque de la So-
nora.
—«¿ Y a qué han venido?
—A hacerme una revelación y una proposición.
—Y a sé cuál es la primera.
—«¿ La sabes?
—-Sí; como yo he intervenido en ello.
— ¡Ah! Tú...