SNS K nos ES) ENS US A NY ERA ET A q
Els: (Lar y SS AS La AS g HO RS Y ARTAR A NY
4 “y eN e LE > e Ne de del CoN
O II O E E II IS ÓN
CAPITULO XXX
El baile en Palacio
a: radiante de luz, que a tias: se desbor-
A | daba por sus ventanas, haciendo pensar a
los nihilistas que lo contemplaban con odio, en el espec-
táculo que tal vez un día disfrutaran viendo los fulgores
del incendio iluminando el interior de aquel palacio, con-
vertido en volcán de llamas.
Una enorme falanje de lacayos, ujieres y caballerizos,
revestidos de ricas libreas encarnadas y oro y calzón corto
de raso blanco, como las caladas medias, cabeza empol-
vada y chupa bordada, ocupaban las escaleras y antecáma-
ras, adornadas con profusión de plantas y flores, que cons-
tituye un gran lujo en todas las casas pudientes de los
señores rusos, en cualquier época del año.
Los jardines imperiales y varios de explotación habían
PE