o e a A
LOS (ÁNGELES: DEL ARROYÓ 1461
—Señora...—dijo tímidamente Colás,
+ Volvióse Alejandra: como “sorprendida, da exhaló - un
4 pequeño grito.
| —¡Ah! ¡Usted aquí!... exclamó:
—Señora... Usted es la causa de que yo esté aquí.
y Vol
E —Si, señora...
y —No sé... nó veo por qué...
—Valiera más que no se hubiese usted acordado de mí
para traerme a este infierno de palacio, donde tanto, en
tan poco tiempo, me ha hécho usted sufrir,
—Dice usted que yo le he traído.
—Sí, señora condesa... Usted...
—No lo comprendo;
— Ignoro lo que ha ocurrido después; pero permítame
usted que la recuerde ciertas circunstancias que han me-
q diado entre nosotros para venir a parar a lo que parece
usted dispuesta a negar.
—No sé... no sé de qué quiere usted hablarme... Yo...
] francamente... estoy aquí muy cómprométida... No somos
amigos... para la gente, y si-nos vieran juntos...
—Señora... yo no deseo comprometer a usted... pero
necesito que usted me explique,.. que yo pa 2d
| —¿Qué? '
| «¿Qué motivos he dado a usted para:que en el espa-
: cio de «una hora hayan ¿cambiado sus senapac OR de
usted hacia mí?
—¿Por qué dice usted eso?
—Si usted me Pasa seguir hablándola Algunos
] minutos... *7' mi csobrdan 8 201