Full text: Tomo primero (001)

' y 
141 5 “LOS ANGELES DEL ARROYO 
—Porque yo no sé si quedrán quedarse con la chicueia 
y lo que es eso... nones. 
—Mira... 
—¿Qué, señor? 
—¿Queréis esperarme aquí un poco mientras subo a 
Palacio y hableremos después? 
—Giieno... esperaremos a usted. 
—Pues hasta ahora, ¿eh? Bajo en seguia. 
Y el caballero, en quien se habrá reconocido a don 
Ramón María Narvález, el duque de la Sonora, entró en 
Palacio por la puerta del Principe. 
—¡Quél ¿Piensas esperar a ese caballero? —preguntó el 
Punta a Colás. 
—Ya ves que me ha dicho que le espere. 
—Pos giiena la vas a hacer, 
—¿Por qué? 
—Porque ese es otro que anda a caza de Marieta. 
—¿Crees tú?... 
—Lo que yo creo es que hay un intríngulis mu gordo 
armao con esto de la niña, y que al fin y al cabo te vas a 
quedar sin ella. 
Ya ves; si ese caballero le dice al rey que nos mande 
echar mano, nos hemos caío. Salen los alabarderos y nos 
cogen la niña y hasta más ver, dueño mío, 
ES 
Colás se puso densamente pálido, 
Y no era para menos; si se enteraba el rey de la cues» 
tión, era pleito perdido: se quedaba sin la chica,
	        
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