Full text: Tomo primero (001)

LOS ÁNGELES DEL ARROYO 261 
—Sí... al menos a uno de ellos, al Colás, le conozco, y 
«a la chiquita. 
—Pues cuando se los llevó la Guardia civil, que fué a 
media noche y cuando ya estaban en siete sueños, no sa- 
bían qué hacer con aquel angelito, que no era posibie que 
les siguiera a pie, como habían ya venido desde Torrejón 
de Ardoz. Entonces, mientras se determinaba qué se ha- 
cía de ella, un cómico de la compañía de la legua que 
se hospedaba aquí, un tal Ruperto Arias, el gracioso, se 
ofreció a cuidar de la niña mientras allá el juez de Alcalá 
determinaba lo que se había de hacer de ella, en el su- 
puesto probable de que los chicos siguieran presos y tal 
vez mandados a algún correccional. Pero se conoce que 
el Juzgado no se cuidó, ni poco ni mucho, de reclamar 
esa niña, y como pasaba el tiempo y los cómicos tenían 
que marcharse, el Ruperto se encargó de ella y con ellos 
se fué, 
—¡Cómol ¿Con los cómicos? 
—Sí, señor. 
—¿Y dónde ha ido esa gente? 
—Pues estuvieron esperando un galán joven; y en 
Cuanto llegó... no sé de dónde, se fueron en su carro, que 
parece uno de mudanzas de los de Madrid, a Puebla de 
Beleña, y a Tamajón, y a Somosierra, y, en fin, por ahí 
Por la parte de Segovia. 
—Pero, ¿los chicos, los chicos? 
—Pues los chicos llegaron tres días después, creo, y ya 
no estaba aquí la chiquitina, Pasaron ima noche en mi 
Posada, y a la mañana siguiente emprendieron el camino 
de la Puebla... y no sé más, 
A 
il DR tt
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.