| k LOS ÁNGELES DEL ARROYO 487
UN
-—Tres leguas cortas.
. —¿Y por dónde se va?
n ——Pues por ese camino adelante... adelante, al lado de
la vía,
E —Gracias.
Y Ruperto dió de talones al caballo, que tomó el
trote largo.
Dos horas después entró en Santa Cruz de la Zarza.
Eran las diez de la noche.
| Ruperto preguntó por la posada del pueblo, y se hos-
Á Pedó en ella aquella noche con Marieta.
! A la mañana siguiente llevó el caballo a la estación y
Una carta para Humberto.
Facturó el caballo, metió el talón en la carta y la de-
- POsitó en el buzón del tren correo que pasaba antes que
' tl mixto, donde debía ir el caballo.
Después de ver salir éste esperó el correo de Cuenca,
tomó billete hasta Madrid, naturalmente en clase de ter-
Cera, y aguardó el paso del tren en la estación,
; —¿Dónde vamos, Rupeto?—le preguntó Marieta.
A Madrid, a buscar fortuna, hija mía. Dios nos ayu-
dará y no nos separaremos.
—¿Y Colás? ¿Y el Punta?
—Ya los veremos allí, calla... Mira: Ya está ahí el tren;
Subamos,
Un momento después, el tren arrancaba, llevándose al
desdichado actor cómico y a la hija de la marquesa de
-Ortruda,
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