Full text: Tomo primero (001)

4096 LOS ANGELES DEL ARROYO 
—No... a la vuelta de la esquina, como quien dice. 
—Pero sepamos, señor Humberto, qué es lo que ha 
pasao, porque si la chica no parece, vamos a dar parte, y 
usted y toda la compañía subirán a un cadalso, 
—¡Caracoles! 
—¡0O le pegaremos fuego al teatro. 
—Ahí me las den todas, hijo. El teatro no es mío. 
—Con ustedes dentro. 
—Ya eso es peor...—contestó riendo Tesifón. 
—No se ría usted, porque lo hago como lo digo. 
—Sí, hombre, si lo creo; pero aunque nos hagas un 
chicharrón, si te dejan, no por eso parecerá la chiquita, y 
nosotros no tenemos culpa de nada. 
—Nosotros se la dejamos a ustedes, 
—No, barbián, acuérdate: se la dejásteis a Ruperto. 
—¿Y Ruperto por qué se la ha llevado? 
—¡Qué sé yo! Porquz sin duda se creyó que ya no 
volveríais por ella, 
—Si usted no hubiera engañado al posadero de La 
“Corona en La Juncosa, y hubiesen ido a la Puebla, como 
dijo, o hubieran dicho que venían a Tarancón, no hubié- 
“semos perdido seis días, y Marieta estaría todavía con 
ustedes y con Ruperto. 
—Te engañas, porque Ruperto se largó a la noche si- 
«guiente de llegar la compañía a Tarancón... 
—Hace cuatro días... 
—SÍ... 
—Pues si hubiésemos venido directamente de La Jun- 
«cosa, sin ir a la Puebla de la Beleña, todavía le hubiéra- 
umos pillado aquí.
	        
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.