LOS ÁNGELES "DEL "ARROYO ER
Allí se'*detuvierón; 'ocultándose detrás de dós gruesos
troncos. A
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au En el centro de la alameda, los cuatro padrinos rewni:
dos medían dos espadas francesas, de:ancho guardamano,
1 Migas y brillantes como tiZomas. 2
> Las condiciones del duelo eran duras. :
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Y: Ly, Los rivales, aun heridos levemente, debían continuar
| €l combate después de curados por el médico. a
s:Sólo,a juicio de éste, en caso de herida grave, se sus-
Pendería el duelo. di
A unos veinticinco «pasos, uno. de otro, esperaban,
tranquilos, acabando de fumar sus cigarros, los dos ad-
Versarios.
E Más lejos, se veía al negro Daniel y a Ambrosio, si-
Venciosos y separados como sus amos.
Medidas las espadas y compartido el terreno de
Modó que el sol naciente no hiriese la vista de los com-
batientes, los respectivos padrinos se '“aproximaron a sus
APadrinados. -
: - Estos'se despojaron de sus levitas y chalecos y des-
¿ udaron sus corbatas, desabrochando el botón del cuello
1 Y levantaton las mangas de la camisa hasta la mitad del
Tazo derecho. : :
Los padrinos les entregaron las espadas y los coloca-
TON a distancia conveniente; +:
Después se retiraron a un lado, algo detrás de cada
MO de sus apadrinados, APAEO > AM0 ¡10 '