Full text: Tomo primero (001)

720 LOS ÁNGELES DEL ARROYC 
de elegante. Me hizo cambiar de traje, poniéndome unas 
ropas interiores de seda y una bata que lo menos habrá 
costado trescientos duros. Luego me condujo al come- 
dor... Pero, ¡qué comedor! 
El duque cenó conmigo, y por primera vez supe alo 
que sabían los manjares de las casas grandes y ricas. 
Nos servía un criado vestido de frac y con guantes 
blancos, 
Yo creía seguir soñando, y sentía tun delicioso mareo E 
entre aquellas luces, aquella plata, aquellos manjares pet- 
fumados y aquel vino delicioso. 
Cuando acabamos de cenar, el duque me dijo: 
—¿Estás contenta? 
Yo le dije que sí con la cabeza, y él, besándome en la 
frente, se retiró a sus habitaciones. 
E 
Cuando yo me ví en aquella cama tan blanda, envuel- 
ta en mi camisita de seda, calentita bajo un edredón qué 
no pesaría media libra y alumbrada por una lámpara de 
cristal de color de rosa, con colgantes prismáticos qué 
despedían luces de todos colores, yo no os puedo pintar 
la sensación que experimenté, 
Parecíame que me había muerto y que resucitaba 3 
- otra vida. Yo comprendo que una joven criada €M 
buenos pañales, con ul a madre cariñosa, y educada eb 
el temor de Dios, se habría desesperado al verse arrebar 
tada de su casa y en poder de un hombre que debía ser 
su amante a la fuerza; pero, ¿qué casa podía yo echar de 
menos? ¿La de la Pelambres, con sus miserias y sus
	        
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