Ml
¿e
1Ñ
x
15%
E
4
930 LOS ANGELES DEL ARROYO
—Y yo el Punta. ¿No te acuerdas de mi?—añadió En-
rique. E
—Colás... el Punta... ¿Qué es eso? —preguntó María a
Ruperto.
—¿No te acuerdas de tus amiguitos, Cólás y el Punta?
María hizo un signo negativo con la cabeza.
—¿Que no te acuerdas de Colás, cuando vivíamos en
la casa de la calle de las Tabernillas?
—¿Y del Punta, que te cogía nidos de gorriones en la
Moncloa?
—No, no—repetía la cabeza de la niña.
—Señores... no se cansen—dijo Ruperto—. Han pasa-,
do cuatro años. María tenía cuatro entonces, y no puede
acordarse de ningún detalle de su vida de niña. .
—Pero, Marieta, Marieta... ¿No te acuerdas de Colás,
de Colasillo, del golfo Colás?—exclamó, con lágrimas en
los ojos, el muchacho.
—No me acuerdo de nada de eso—contestó María.
—¡Dios mío; pero es posible! ¡Así pierde una criatura
la memorial Es decir, que del cariño que me tenías, qué
nos tenías a los dos, no queda nada... nada...
—Yo no conozco a ustedes—contestó Marieta.
—Tú me llamabas papá Colás...
—Mi papá es Ruperti, mi mamá Emma...
-—¡Tu madre no es ésal—exclamó desesperado Colás.
—¿Verdad que sí, papá Ruperti? —preguntó María a.
éste, entre cuyas rodillas habíase refugiado, levantando se