Full text: Tomo primero (001)

LOS ANGELES DEL ARROYO 
gando con su aro o sus mufiecas, como si acabase de sa- 
lirse de un bateo. 
Nada: esa niña no siente; ejecuta lecciones aprénidi- 
das con una fidelidad pasmosa en la imitación, pero nada 
más, 
No es una estrella fija con luz propia, es un planeta 
que reíracta la de algún sol, y ese sol es Emma. Si la fal- 
tase la trágica grande, la trágica pequeña desaparecería. 
—De modo que usted cree que el arte no es un porve- 
nir para Marieta, 
—Paréceme que no. 
—¿Y que nada se la perjudicaría cortándole su carrera 
ahora? : 
—Eso no es una carrera, es una explotación de esa 
gente que la ha amparado y que la hacen ganar con cre- 
ces el pan que come. 
—¿Y no habría un medio para poderla sacar del poder 
de sus explotadores? 
—Sí, únicamente su madre, esa señora cuyo nombre 
reserva usted con plausible discreción, sería quien pudiera 
reclamarla. 
—«Y cómo podría probar sus derechos de maternidad? 
—Con el testimonio de usted y de su amigo. 
— ¡Oh! No creo que tan elevada dama exponga su repu- 
tación, que tiene bien sentada, a la satisfacción problemá- 
tica en ella, de tener a su hija. y 
—Usted me ha referido que hace cuatro años estaba 
dispuesta a recibirla y hasta mostraba en ello un gran 
anhelo. 
—¡Ah, señor Letamendi! En cuatro años, una mujer va- 
ría cuatrocientas veces de deseos y de intenciones.
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.