1002 LOS ÁNGELES DEL ¡ARROYO
PV
En la esquina de la calle dela Montera. se despidió
Ricardo de su novia y de su madre: :
Era su hora de estadio en su casa y tomó: -el tranvía
de la calle de Fuencarral para dirigirse a la de Sagasta
desde la glorieta donde. lo dejaba.
El conde suspiró.
Iba a procurar gozar otra vez de aquella mirada qué
le había impresionado tan vivamente como la de ninguna
otra mujer lo había logrado.
Y era que la mirada de Anatalia era mucha mirada.
El que haya tenido la suerte do no dar con mujer que |
tenga una mirada semejante, no sabe lo que algunos ojos
zontienen de magnetismo.
Los de Anatalia eran de aquellos que contienen miel y
veneno; miel que atrae y veneno que mata.
Y era muy posible que el conde de Valle Rojo estu"
wiese intoxicado por aquella mirada.