Full text: Tomo segundo (002)

LOS ÁNGELES DEL ARROYO 1137 
Alejandra reía feliz con aquella graciosa relación de su 
amante. 
—En fin, Marieta, una corbata digna del golfo Colás o 
del Punta. 
.. —Ahora que dices del Punta, Colás, ¡si vieras qué lás- 
lima me ha dado el pobre Punta, el distinguido abogado 
Enrique Camposagrado! 
1 —¡Lástima! ¿Por qué? ¿Qué le ha sucedido a Enrique? 
—Hijo... que se enamoró perdidamente de Maria y le 
he visto llorar como un chiquillo. 
Pero ya María tenía relaciones con el vizconde desde 
Muestro viaje de París a Madrid, en el que le tuvimos de 
| Compañero y aunque no las hubiera tenido, a María no le 
'Agradaba Enrique, eso no se puede remediar, y siempre 
1 hubiera recibido mal la declaración de Enrique, y vale más. 
Que no haya llegado ese caso?] 
¿ —¿Y cómo han quedado. 
yl —Enrique se fué distanciando de nosotros, y como ha 
tardado mucho en volver a casa, en ese interme dio hemos 
Salido de Madrid, 
—¿Y el vizconde? 
Lo mismo. Después de habernos visitado para parti- 
' parnos su rompimiento con su familia por causa de Ma- 
Ñ tía, y de aplazar indefinidamente la realización de sus de- 
Pos y los de María, no volvió pot casa, y entonces ésta 
St resolvió venir a buscar a Alfieri para contratarse como 
 Plimera actriz en la compañía trágica que él dirige, 
 —¿Y van a América? 
Sí, 
Tomo II
	        
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