LOS ÁNGELES DEL ARROYO 1147
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—¿Por qué no hab'as a Alfieri y te comprometes para
Cuando termines tu viaje?
—¡Cómol ¿Yo a América otra vez? No, en mis días...
No quiero más América.
Buscaré alguna compañía dramática italiana, y si no
hay plaza para mí la buscaré en una compañía dramática
española,
—Yo creo que, a pesar de todo lo que Alejandra dice,
todavía se casaría conmigo,
¡Pero si soy también yo el que no quiero casarme con
Alejandra, aunque ella quieral
—¿Y por qué, Colás? la
—¿Porque también los cómicos tenemos mucha delica-
deza como los señores vizcondes que la tienen.
—¡Ah! ¿Crees hacer mal papel?...
—¡Figúrate, yo casado con la hija del gran duque Ale-
lol Una mujer millonaria, y yo, al concluir este viaje, sin
Una peseta. ¡Bonito papel!
—Peor lo vas a hacer sin una peseta.
—No, porque volverán las aguas por donde deben ir,
Volveré al teatro, y nadie me tendrá que echar un día en
Cara que me casé sin un cuarto y sigo sín él, siendo todo
de mi mujer.
—¡Caramba, qué delicados os habéis vuelto los caballe-
tOs pobres!
—VYo he hecho bien en el teatro todos los papeles que
Me han dado, desde el de duque...
No, que también hice de rey una vez en la «Jura de
nta Gadea». Pnes bien, desde rey hasta de criado y de '
Asistente en <Roncar despierto».