Full text: Tomo segundo (002)

1166 LOS ÁNGELES DEL ARROYO 
CI PRA ANA IA. IS EI 
a 
-—Por eso te digo si lo has pensado bien. 
—Eso no se piensa, mamá. Cuando se piensa, y s€ 
aio 
pesa el pro y el contra, y el amor se sujeta a cálculo, no 
es amor, y yo amo a María como debe amarse, ciega- 
mente, locamente, y sólo me ha detenido hasta ahora 
una cuestión de delicadeza: la falta de dinero. 
— Y a le he dicho a mamá—dijo Elena—., lo que he- 
mos convenido tú y yo. : 
—Me ha dicho que te ha facilitado veinticinco mil 
duros. 
Sí... Elena es mujer, y comprende lo que es amor, 
porque ella lo ha experimentado, aunque, desgraciada- 
mente, no ha visto cumplidos sus deseos. 
, Yo amo a María como pudiera también amar 4 
cualquiera otra mujer. 
Porque la que es una joven decente, honrada, her- 
mosa, independiente, hasta rica, no puede ni creerse que 
es la ambición la que la inspira 
¿Por qué, por ser una celebridad artística ha de re- 
chazársela, cuando tal vez se vería con satisfacción que 
me dedicase a la hija de la marquesa del Lago, que sa” 
bemos lo que es, o la de la condesa de la Escalada, que 
ha tenido dos chiquillos de un primo suyo, y, no obs" 
tante, se va a casar con el barón del Cañuelo de San 
Bernardo? Una, tipo, como éstas, me cuadraría perfec- 
tamente, y no una artista eminente, hasta ennoblecida, 
condecorada por manos de reyes. 
—Sí, yo, hijo, comprendo que es una mujer honrada, 
de talento, presentable, porque a la fuerza tiene que pre” 
sentarse con formas más distinguidas como mejor ensa-
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.