Full text: Tomo segundo (002)

LOS ANGELES DEL ARROYO 
—«¿ Lo ve usted, señora Anatalia? 
—Sí... Ya veo que ella está tan ilusionada como 
usted, y no me extraña ; usted es su amor primero de 
muchacha, y cree que fuera de usted no hay otro hom- 
bre más que usted en el mundo. 
—Como para mí no hay otra mujer. 
—Está bien. Pues sigan queriéndose así; escríban- 
se cartas diarias, todas las que quieran; peio aquí no, 
aquí no... Eso acabó ya. 
Entonces no extrañe usted que me acerque a ella 
cuando la vea en la calle. 
—Yendo conmigo me hará usted el favor de:no 
acercarse nunca. 
Entonces, no salga usted con ella, porque me 
“Acercaré, 
—¡Qué obstinación! 
¡Ah! Y cuando yo pueda ganar para mante- 
nerla 
—-Dentro de ocho años... 
— Antes, quizá mañana, 
—¿ Con cañamones o con alpiste la mantendrá us- 
ted? 
.—Con.lo' que pueda. 
—Bien. ¿Y qué? 
—Que cuando yo gane para mantenérla ., 
— Vendrá usted a pedírmela. 
—No. 
— ¡Cómo! 
—Vendré a tomarla. 
Tomo Il
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.