Full text: Tomo segundo (002)

122 LOS ÁNGELES DEL ARROYO 
—¿No te parece que dirían eso, mi querida Sofía? 
—Sí..., es posible. 
—No..., es seguro, querida. La mujer puede que tenga 
el capricho de gran señora, de amar temporalmente a un 
¡ cómico. 
Dama hay en palacio que ha tenido amores con un 
granadero de la guardia imperial. 
Pero no.se me perdonaría que trocase mi apellido de 
Paulatoski, o mi título de condesa de Ulm, por el de se- 
fora de Expósito... ¡Chica, y qué mal suena estol 
Es la primera vez que se me ocurre pronunciarlo, y 
me ha roto el tímpano eso de señora de... 
No, no lo repetiré, 
Nada, definitivamente... no me caso. 
—Y tus padres, ¿qué dicen? ¿Saben que sostienes esas 
relaciones ocultas? 
—No me he cuidado de eso. Iguoro si lo saben o no. * : 
Saben que soy viuda, que viviré en mi casa y de mis 
rentas, y si lo saben se aguantan. 
Lo que ellos podrían sentir es que me casase. 
De no ser eso, ¿qué les importa lo demás? 
Las dos primas, al separarse, quedaron en volver a 
verse después que Sofía hubiese dado el gran paso de re- 
velar a su tío su interesante estado, más comprometido : 
que interesante, paso que había de decidir de su sucite, 
de su porvenir, del de Ludovico. 
ae sol 
Aquella noche, cuando se hallaron solos Alejandra y 
Nicolás, le dijo ella:
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.