Full text: Tomo segundo (002)

1272 LOS ÁNGELES DEL 'ARROYO 
tan indecente el mo para recibirlel Hágame el favor de 
esperar dos minutos que yo me vista. 
Sí, hombre! oda sea un cuarto de hora..; 
¡Al mome: ito, al momento! 
vi Ruperto Arias entróse dentro, mientras Arturo se 
ason: ba a la galería, cuyo antepecho de piedra calada era 
de extraordinario mérito, 
El techo era de artesonado de maderas ensambladas 
de distintas clases, aunque mo podría clasificarse por su 
color negruzco, si bien,se conservaban en muy buen estas 
do a fulta de alguna de las piñas que había en los encuen- 
tros de los cruces de las ensambladuras, 
Donde la innoble escobilla del blanqueador no había 
alcanzado en las paredes enjibelgadas de cal, vefase un 
primoroso friso de mármol sobre el que descansaba el ar- 
tesonado, y que representaba una serie de figuras de nl- 
ños, caballos griegos y guirnaldas, góndolas venecianas y 
galeras luvecinas. 
¡Y toda aquella riqueza arquitectónica del siglo x1v O 
Xv servía de posada a rudos arrieros lombardos y algún 
que otro ricacho campesino del Veneto) 
So 
Pocos minutos después se abrió la puerta del número 
19 y apareció el señor Ruperto o Ruperti, que, como Él 
decía, ya no sabía de seguro como se llamaba, 
—Señor Arturo... no le hago a usted entrar en mi apo" 
sento, porque es estrecho y no huele a gloria, como olerá 
el de usted en casa de su padre.
	        
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