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LOS: ÁNGELES -DEL . ARROYO
Pues si las hubieses estudiado, verías que no son las
deben. imponer mayores cuidados las visiblemente que
apasionadas e impresionables.,
Esos caracteres tranquilos, esos temperamentos que
parecen de hielo, son, créelo, lo más temibles.
—Tal vez tengas razón, porque son. más reflexivas y
saben ocultar mejor sus impresiones.
—Regularmente, las grandes pasiones no: se forman
como esas otras pasajeras, aunque terribles, a semejanza
de las trombas de aire o de agua, generadas por un re-
molino vertiginoso de aire sobre el suelo o sobre el agua
del mar,
Fórmanse lentamente, como las grandes tempestades,
por una gran acumulación de circunstancias, como aquéllas
por acumulación de gases y de fuerzas eléctricas.
Los caracteres dulces y tranquilos son más susceptibles
de adquirir pasiones que duran toda la vida, favorecidas
por circunstancias especiales que a la mujer rodean,
Es indudable que tu madre se casó con el duque sin
amor, ta! vez sin cariño Siquiera, gustándola y «sin repug-
nancia, pero sin experimentar emoción alguna de las que
van aparejadas con toda pasión,
En nosotras hay siemre, desde que empezamos a, ser
mujeres, un idéal de nombre.
El amor no consiste más que en el feliz encuentro del
ideal o de algo que a él se asemeje.
Si la mujer se casa con un hombre que no es su
ideal, que no satisface la aspiración de su espíritu, vive
siempre con la esperanza de encontrarlo; y si a encontrar-
lo llega, es casi irremediable su caída: su destino se ha
cumplido, ]