LOS ANGBLES DEL ARROYO 1337
Este no había vuelto a intentar nada contra sarah, ta
hermosa pescadora, desde que fué mujer legítima de Pa-
blo Ossadtichi, el hermoso oficial de coraceros de la
Guardia.
Pero su afición a las faldas le llevaba a tender sus re-
des por otros lados, y en esto consumió sumas importan-
1 tes pertenecientes a Alejandra.
Esta dió en Viena sus disposiciones, y en virtud de
értas, el gran duque y la gran dúquesa Olga tuvieron que
abandonar el gran hotel que hasta entonces habían habi-
tado, y circunscribirse a una renta de seis mil rublos que
Alejandra les señaló de los cincuenta mil que producían
sus tierras, casas y títulos, que constituían su inmensa for-
tuna.
Pero la hi ja no estaba obligada a sostener los vicios
4] de su padre y los despiifarros de lujo de la arruinada gran
| duquesa Olga.
Fué para ellos un golpe mortal el casamiento de Ale- '
Jandra, que de haber seguido viuda no hubiese nunca |
J— Obiigado a sus padres a abandonar el hotel donde tan a!
ko gusto vivian. '
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Al El mayordomo O!lentz, recibió instrucciones de Ale- !
Y Jandra para que se preparase el hotel espléndidan ente y
l en especial las habitaciones principales que debía ocupar
Y el matrimonio.
Los duques protestaron de aquellas disposiciores que
les dejaban reducidos, según eiios, a la pobreza.
A ¡Una pobreza de seis mil rublos anuales]
q Que es como si dijéramos el marqués de Urqui jo re»
A ducido a un sueldo de telegralista.
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