1342 , — LOS ANGELES DEL. ARROYO
o AS
viese la seguridad de no volver por su país en seis o siete
años, mucho más las de un muchacho de dieciséis o die-
cisiete años, trasplantado de pronto a un terreno tan fértil
en vicios como el parisién, en el que hasta en el ambiente
se aspira la depravación que roe aquella sociedad,
Ricardo empezaba a inficionarse en aquel aire malsano,
Su madre no podía ir detrás de él como un niño con
chichonera, cuidando de que no se Cayese.
Ricardo era jovencillo, guapo y con dinero, y las imu-
jeres de cierta clase vieron en él un filón explotable.
Tuvo la tesgracia de dar en París con un compañero
de estudios, que llevaba ya tres años en la Escuela de
Puertos y Calzadas sin pasar del primero, lo cual estaba
perfectamente justificado,
Aquel joven, también español, hijo de una familia rica
de Bilbao, vivía solo en París, haciendo más vida de niño
rico que de estudiante.
Mimado por unos viejos tíos que le servían de tutores,
porque era huérfano, habíanle dejado escoger carrera y
escogió la de ingeniero, como podía haber escogido la de
San Jerónimo, de Madrid, que es la que siguen muchos
jóvenes ricos que van a Madrid a hacerse hombres y salen
hechos unos perdidos, o van a París y vuelven, si vuelven,
pra prepararse al último viaje.
Federico Gorrey era de éstos,
Abandonado por aquellos tíos a sí propio a los dieci-