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1368 LOS ÁNGELES DEL ARROYO
Y Virtudes, trastornada y loca con aqu: llas deliciosas
perspectivas que debían volver su vida de arriba a bajo,
acabó por entusiasmarse y accedió en un todo a marchar-
se con él a París,
Hubiera debido tardar Anatalia una hora más, y hu-
biera encontrado el sotábanco vacío.
La pretensión de Ricardo, de que Virtudes le abriese
la puerta, encontraba ya muy débil resistencia, y hubiera
cedido al fin si no temiese que volviera su madre, y hu-
biérala sido imposible ocultar a Ricardo en aquel sotaban-
co tan pequ. ño.
Por fortuna para ella, en los momentos en que vaci-
laba, oyó toser a su madre por la escalera, y despidió a
R.cardo, que subió a las bohardillas.
Pero ya habían convenido la forma y hora en que se
realizaría la fuga el lunes siguiente, cuando su madre sa-
liese a buscar a la camisería la tela que aquel día cortaban
para las pecheras,
+ Eran los dos únicos días hábiles, el sábado y el lunes,
para verificar la fuga.
Ricardo, esperaría con un coche en la calle de en
Agustin, esquina a la del P,ado y poco des spués de habe
salido Anatalia, Virtudes saldría del sotabanco, llevándo-
se un pequeño lío de ropa, la precisa para mudarse al lie-
gar a París,
- Saldría de la casa, dejando a la portera la llave del
sotabanco, y se reunirían en la calle de San Agustín, par-
tiendo en el carruaje para la estación del Norte,
Juróle ella que no faltaría; pero que tendría él que es»
porar que ala hiciere e) Mo que mo pedra bemar prepa
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