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1434 LOS ANCELES DEL ARROYO
Y' como Nueva York es, como toda gran capital,
muy novelera, seguía una multitud al enano ace
y al perrazo más alto que él, hasta que se rem nía un grar
grupo de gente que detenía al enano y al perro, pregun-
tando al primero de qu era el segundo.
El enano se sonreía a y exclamaba:
—Muy ignorante ha de ser quien no conozca que es
can, traído de la. estepas de Siberia, pertenece a la
eminentísima e incomparable trágica María Golfini,
que actuará ceda mañana en el teatro Wáshington,
con la célebre compañía Alferi, sin rival en el universo
mundo.
El que quiera conocer a la dueña de este cuadrú-
pedo siberiano que vaya mañana a la diez y siete Ave-
nida, al teatro W ' n dólar, entrada general,
A las ocho de la do li
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Los que veían que aquél era uno de los mil raros te-
clamos que se ven en Nueva York, abandonaba el gru-
po, que poco a poco se disolvía y volvía a formarse, co-
mo las olas que se deshacen en las playas y se renuevan
in más interrupción que de segundos.
Hasta tuvo que intervenir la policía en una lucha
al boxeo en medio de una plaza, que atrajo una multi-
tud de animales, amigos de wer correr la sangre de las
narices de los boxeadores, con la misma fruición que
aquí en España vemos correr la de los caballos, del toro
y a veces, muy frecuentes, de los toreros, porque anima-
les los hay en todos los países del universo.