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LOS ANGELES DEL ARROYO 1445
están a N ueg r al as sionje te line y
€ en ¡Noruega y mes siguiente en la iinea ecuato-
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rial, y se habitúan a todas las temperaturas.
C lara había recorrido tod a la escala social, desde el
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pe eldañ 0) mo bajo ha ta los mas el levados.
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13010 habla taltado que se enamotase de clla un
principucho alemán y la hiciese soberana como a la bai-
lorina Lola Montes un gran duque de Esse... o del
. gran ducado o reino liliputiense de Alemania.
Golfa, ver rdedor: a de periódicos, querida de un du-
que y duquesa viuda.
Diga usted si la suerte no es a veces burlona como
muje Y Cal richosa y bonil ¿Ns
Así no tuvo dificultad alguna en acompañar a Ma-
rieta, como si hubiera sido preciso se hubiese puesto a la
abeza el pañuelo de pico y hubiese vu uelts ) a vender en
(
la Puerta del Sol La Correspondencia, El Imparcial y
El Liberal.
Había dejado en Milán su título de duquesa viuda
y se llamaba simplemente Clara Muniesa
Alfieri sabía que era una duquesa, peto no por qué
lo era; pero respetó su incógnito y todos la llamaban
leña Cid.
Y doña Clara era una mujer muy graciosa y muy
simpática, a quien todos en la compañía apreciaban mu-
cho.
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Al solicitar el rey de la Grasa de Caballo, el pode-
roso tres veces archimillonario Tomás Biillver, que Al-
fieri le presentase a María Golfini, el empresario y di-
rector de la compañía se apresuró a complacetle.