Full text: Tomo segundo (002)

LOS ÁNGELES DEL ARROYO 1573 
Tampoco creo que por su talento te domine, como 
algunos hombres lo están por una esposa muy inteligente 
y que sepa de mundología más que ellos. 
Tampoco creo que sea tu mujer un guardia civil, de 
esas que se suben a las barbas de su marido y aun se las 
Arrancan... 
—No es nada de eso, y, sin embargo... 
—Llovía... 
-——Disgustos. 
Pero dime por qué tú no te revistes de energía... 
—¡Bueno, y quél Que empiezo a gritar, a dar puñeta- 
zos en las mesas y a echar sapos y serpientes por la boca, 
¿y qué? | 
Que se echa a llorar, que le da el ataque nervioso y 
al corazón, que los chiquillos gritan y lloran y los criados 
acuden, y yo me voy a la calle como en los tiempos en 
que llegaba a mi casa y encontraba enzarzadas a mi ma- 
dre y a ella, y yo volvía los pies atrás y no parecía más 
que a la hora de dormir, 
—Bien, pues cuando le dé ese sopiticuando, toma el 
sombrero, y vete. 
—Es que cuando eso sucede, toman parte el tío y la 
tía y otra tía que tiene Camila, que es verdulera en el 
mercado del Carmen, y que es... de las de a caballo por 
lo sinvergúenza. ' 
-—¿Temes que te peguen entre todos? 
—Oye... veces ha habido que lo creí. 
Ya ves, el día que eso sucediese, o tendría que echar- 
los a todos a palos de casa, o tirarme yo por el balcón. 
Y el escándalo sería morrocotudo.
	        
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