Full text: Tomo segundo (002)

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de O TIAS A 
que aprende en el Manual de la Conversación cualquier 
bien educado, ya que hemos convenido en que no lo está 
quien no posee el francés, sin que sepamos por qué ha de 
ser este idioma siempre preferido al inglés, al alemán y 
aun al italiano. 
Dos meses después de instalada Clara y poco más 
de residencia en París de Enrique y Camila, con sus 
hijos, fué aquél avisado de que ya podía regresar a 
Madrid. 
Tenían buscada y arreglada su casa, en la calle de 
Jacometrezo, cerca del estudio de Enrique, en un piso 
principal, en el que no había ni una habitación más ni 
menos que las que necesitaba el matrimonio y sus dos 
niños, con dos criadas y un criado. 
Estaban libres de la intromisión de los tíos de Ca- 
mila. 
No hay que decir que Tomatito, acostumbrado a la 
vida de holganza que había tenido durante todo el tiem- 
po que abusó de la libertad de su sobrino, no pensó en 
vivir más que de lo que éste le diese: 
Pero al volver a Madrid Enrique, y cuando Arre- 
dondo fué a ver a su sobrina y a pedirle dinero, le dijo 
ésta: 
—Tío, yo no manejo un cuarto, Enrique me da cuan- 
to le pido, menos dinero. Vénle usted y lo que él quiera 
le dará a usted. 
En efecto, Tomatito, con aquel desahogo tan carac-
	        
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