A 4 . 4 ac % HAC Y Aa Liar 1 ys ro s dánde
cuentas, que es por demás, y al fin no sabemos donde
156 LOS ¿ÁNGELES DEL ARROYO
háría cargo de la sitaación, y no se neg: aría a dar su con-
sentimiento, teníamos la esperariza de que no fuera nece”
sario A a ese extre
mos acordado.
y nada en definitiva había-
pad tendréis algún plan para lo futuro.
Í
—:¡Oh! Hemos hecho tantos olanes y tantos cálculos
| Í y
cómo hemos de vivir.
— ¿Pero te quedarías en San Petersburgor
—EFso es lo que no sé,
—An ca lO poco que LWGOvICO PUsce lO ten
E ol; pero € 1TSOVTA estada muy VIQna ua
licía, porque al era uño ue los ¡eres del 1
mientras que en San Petersburgo no Tigura
A
un peri0arce
rlín, y no tiene tanto relievé
YVordann, y
—Bien
hija mía,
Tu tío de
hagas imprud lencias
revistas noC*
-turnas com Lud ovico, cuyas / cOnsect encias nó pue den sel
más deplorables.
—¿Por qué? Yo h e vivido siempre tan segura del amo
de Ludo vico, que no he hect í
—Pero sí se dota
—¿De qué?
alg Quno por r r él.