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y
LOS ANGELES DEL ARROYO 2531
Y de ese otro modo.... incalculable, que usted dice, he
podido dotar a mi hija en dos millones de rublos, y dejar-
les otros tres a ésta y a mi esposa cuando yo cierre el ojo.
—¡Cinco millones de rublos! —exclamó Nemesio—. ¿Y
Con esos millones de rublos no puede usted darme nove-
Cientos francos scbre letras que valen mil quinientos?
O náda:::
¡Cómo!
—O nada, sí, señor; porque si se sabe que no está
iSted en Eure y que sigue usted en San Petersburgo, y
Kiulan el giro, gquién me devuelve los novecientos, nj
seiscientos, mi el franco que le dí a usted por sus
Papcles mojado:?
Nemesio debió comprender que el judío tenfa razón,
Y No contestó.
—Ya ve usted, señor Carrasco, que es preciso muchas
Sanas de servir a ustad para decidirme a arrostar seme:
lante exposición.
— Todavía va usted a querer que le agradezca...
—No, no tiene usted que hacer más que una cosa,
— ¿Qué?
T Vaya usted mirando de casa en casa de banca, y
PoPonga usted la negociación de esas letras.
—IV quel
ha —Que antes de media hora estaba usted en poder de
Policía,
—¡Oh)