Full text: Tomo segundo (002)

DE LOS ANGELES DEL ARROYO 
Clara le dió varios encargos y dinero, y Nemesio sa- 
lió presuroso para satisfacer los deseos de Clara. 
En aquel momento, el recadero del Hotel Imperial vol- 
vía con las medicinas ordenadas eu las recetas del doctor 
Romakow. 
Tomólas Clara, haciéndose cargo de lo que era cada 
una por los números correspondientes a cada receta y a 
las disposiciones del médico, respecto a la administración 
de las medicinas. 
Consultando aquellas indicaciones, Clara, con ayuda 
de Marieta, administró la primera dosis de una de las me- 
dicinas al enfermo, que, abatido por la fiebre, aparecía 
amodorrado y casi sin relación con el mundo exterior. 
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Después que le dejaron tranquilo y cerraron las cortl- 
nas del lecho, dijo Clara: 
-—Hasta las diez no toca la otra medicina número 2, 
—Podemos alternar, media noche una y media noche 
otra, y así las dos estaremos mañana fuertes para poder 
resistir el tragín—dijo Marieta. 
-—¡Oh, no! —repuso Clara—, yo no me separaré de mi 
viejo en toda la noche. No podría dormir tranquila sa- 
biendo que está de peligro. 
—Eres muy buena esposa—dijy Marieta. 
—Creo cumplir un deber sagrado. Ramón, más que ma- 
rido, ha sido para mí un padre, y como padre le cuidaré 
y le lloraré si se muere. 
Después pasaron al gabinete próximo, donde las es- 
peraba Colás, 
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