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CAPITULO 11
La llegada de las viajeras
AJNONABAN las once de la mañana cuando ens
traba majestuosamente y a todo vapor el tren
EN a A expreso del Norte, parando en firme, mer-
eN a) ced a sus frenos pneumáticos, como un ca-
allo enseñado a la alta escuela, A la puerta de un wagon-
Use mantenían Clara y Marieta ambas elegantemente ves-
E de luto y llevando detrás un hombre, ya entrado en
$0 más de la madurez.
És Llevaba sobre uno de sus brazos cuatro o seis paque-
' Y pendiente de su otro brazo un maletín de señora.
Aquel hombre era Ruperto Arias, «Ruperti», en la
S
od trágica de Emma Santoliani (Emilia Santías en
$ Mocedades). '