LOS ANGELES DEL ARROYO
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No Por aquella belleza teatral que te sacó bien los
artos,
—Por defender a una mujer atropellada por un granuja,
- “nque éste sea hijo del banquero bajado del cielo, me
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SXpongo yo a que me den un tiro o una estocada.
Y si fortuna tuve al ser yo quien le atravesó un muslo
€ un balazo, también pude tener la desgracia de que me
Alravesara a mí.
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Ya tuvimos la de que danzases en ese bonito asunto,
O que se ocupó toda la prensa.
- Creo que no se trataba de ningún crimen...
Fué un duelo en toda regla, y si armó todo ese escán-
Nó- lo fué porque se trataba del hijo de Rebollo, que tiene
Vencionados a muchos periódicos para que no se ocu-
N en sus chanchullos en las contratas de suministro de
EN a
Bud Para el ejército de Ultramar.
[tro sí al menos hubiese sido por una dama... ¡pero
ña cómica!
TES decir... que tú hubieras permitido que delante de
Muzasen la cara a una mujer...
—Hombre, si ella se lo merecía...
q hubiera sido una cobardía en ti, como en cua)-
Que lo hubiese permitido...
Bien sabes que na soy cobarde. He servido en la fac-
bo $ tengo el grado de coronel que me dió el rey...
¿Que rey?
-“iDon Carlos!
A Don...
ole tol —exclamó César, contrariado con aquella
l €xclamación, y lo que se imaginó iban a pronun-