Full text: Tomo segundo (002)

rm 
LOS ÁNGELES DEL ARROYO 30 
—Sí... ya he pensado en eso. 
—¿Y qué? 
—Que cuando lo pienso, procuro... no pensarlo. 
—Ya ves... que te iba a proponer que fueses mi.admi- 
nistrador general y el de Marieta; pero, chico..., si te que- 
das en San Peterburgo... 
—Si te digo que no quiero pensar en eso. 
Calla, tonta... —dijo Marieta —; si éste se casará con 
Alejandra. 
—¡Yo! 
—i¡Ya lo creo! En cuanto ella quiera o necesite casarse, 
porque es probable que impunemente no os améis, y el 
día menos pensado se verá comprometida... ¿y qué haréis, 
entonces? 
—Tampoco hemos pensado en ello. 
—Eso prueba justamente que estáis enamorados como 
tontos y que en nada pensáis; pero ya... 
Interrumpió a: Clara la voz doliente del duque, que. la 
llamaba como siempre: 
—¡Clarita! ¡Clarita! 
1 
—Noy a ver qué quiere—dijo Clara, apresurándose a 
entrar en el dormitorio, 
Aproximóse a la cama y entreabrió las cortinas. 
Clara se asustó al ver el aspecto que dci su 
Marido, 
Debía tener una gran fiebre, porque estaba rojo, con- 
gestionado y los ojos llorosos, los labios secos y ardientes. 
— ¡Tengo sed! —dijo a Clara.
	        
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.