,
472 LOS ANGELES DEL ARROYO NS
—Oiga, oiga—díjole el factor—, parece que ha ocurtÍ- |
do algo en el tren.
—¿Qué? P
—Un caballero que venía en ese coche ha desaparecr
do. Debía bajar aquí. Este es su criado, y él es primo
señor duque de Torremolinas, presente.
—¡Cómo! Eso es que se ha tirado del coche—dl
empleado.
—El señor duque teme que se haya cometid
jo el
o un cir
men.
—¡Papá, papál—se oyó gritar a Elenita, que p1egabi
corriendo y sin aliento.
—Mi hijal ¡Dios mío! ¿Qué ha ocurrido aquí?
l
ERA