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LOS ANGELES DEL ARROYO 563
—Entonces, ¿cómo explica usted...?
—Como se explica que un niño saque una fresa en la
Cara o un burro dibujado...
—¡Ah! Sí... por algún antojo no satisfecho.
—Pues aquí no pudo haber semejante antojo, señoras
mías. Lo que hubo fué que la señora tomó manía al coci-
lero mulato. y tanto trabajó su imaginación, que el chi-
Quillo salió mulato,
—Yo hubiera despedido al cocinero.
—Eso debieron hacer; pero no lo hicieron, y en cuan-
to nació la criatura el marido echó al mulato, al que cre-
yYÓ autor de algún desaguisado. La pobre señora sufrió
tanto con los disgustos que con ese motivo la daba su
Marido, que estuvo para morirse de sobreporto,
Pero a medida que el niño crecía, íbasele volviendo
el co or...
_—Eso es que la madre le haría beber legía Fénix... —
dilo riendo doña Soledad.
=-El caso es que, a los dos años, el niño era blanco y
"ubio como su padre y su madre, y el pobre negro se mu-
yo de miseria, porque aunque era buen cocinero nadie le
Quiso en su casa, y sólo hubiera podido seguir en aquélla,
Porque su amo había sido capitán de buque, y cuando se
retiró rico con la trata de negros, se llevó al cocinero del
Vaor, víctima de la insensatez del celoso marido.
Elenita oía con la boca abierta y el tenedor en suspen-
$0, aquellas cosas que ella no comprendía en su inocencia
€ niña criada discretamente por su culpable madre,