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CAPÍTULO XXV
El blasón roto.
atreverse uno ni otro a mirarse.
El juez sentía tanto rubor como la reo,
Una sencilla circunstancia determinó.
y O.
Y [rad que se había entretenido en el jardín para en-
le a is menos posible con su hermano en el hotel,
SU ma a ido por-el criado Esteban de la indisposición de
IE NORE e hijo permanecieron callados y sin
de para él no. había en -el ¡mundo amor más
Presi el de su madre, al saber que estaba indispues-
lee, 9 . de sus resquemores y corrió al gabinete de
— “que entró precipitadamente. ]
| Porto, lumbrado entró en aquel gabinete, oscurecido
“ortinajes y estores, que no vió a su hermano su-