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690 LOS ANGELES DEL ARROYO
a.
Redáctalo y lo llevaré a la primera sucursal de telé:
grafos, o puedes remitirlo por el teléfono del hotel que
admite telegramas.
—¡Ah! Eso es nuevo para mí,
—No hay, pues, que salir del hotel para transmitir 40
parte, El teléfono del telégrafo es independiente del ln
terurbano.
En efecto: un cuarto de hora después el telefonista
oficial del Hotel de Londres transmitía el telegrama anun-
ciando al duque de Torremolinas e lrene la salida al día
siguiente para Madrid de su hijo Arturo,
oo».
Como en el hotel se comía a la francesa, Clara Y M4"
rieta habían resuelto salir después de comer para compra!
aquellas bagatelas que siempre se les ocurre comprar 2
las señoras a última hora.
Con una propina oportunamente puesta e '
de Antonio, el camarero del comedor, con que había pS
blado aquella tarde Arturo, fué cambiado el asiento *”
éste al lado de las dos jóvenes, poniendo a un seño'
n la manó
cerdote entre el persa y el chino, entre Mahoma y
Arturo, en cambio, se encontró, si no entre,
al menos, de dos mujeres, sobre las que recalan
closas miradas de dos turcos, del magnete P
de un abisinio que decía ser un sobrino de Me
al lado
las codi:
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nelik, e