a LOS [ÁNGELES DEL ARROYO 733
t M disposición cuando vuelva de algunas de: mis excursio-
Ps al extranjero.
- ePiensas viajar? —le preguntó: Enrique.
Mi marido me acostumbró de tal modo. a estar siem:
l pre
€n movimiento, que ya no me sería posible permane-
Seis meses seguidos en una población.
—elrá usted, supongo, a algún balneario este año?
¿Me han recomendado las aguas de Spa, pero no sé
emos a Spa o a San Sebastián. Veremos.
> JAR! a Enrique—añadió Clara, como siempre,
Ñ edo n asunto a otro con inquietudes de pájaro
IN la Jaula—, otro encargo tengo que hacerte.
| =Todo lo que quieras.
ae Preciso que veas al notario señor Ruiz Martínez,
a de la Abada, y le digas que ya estoy en Madrid, y
he fu átro de seis días le espero en mi casa de la calle de
“le veré hoy mismo.
...
Enrique observaba en silencio a Marieta y Arturo, y
iZ se convencía más de que entre los dos existían,
: relaciones amorosas, grandes corrientes de simpa-
LY Sintió las primeras punzadas de celos.
MS - aman? —se preguntaba con angustia.
CC i2conde se levantó para despedirse.
2 e Va usted ya? —exclamó Marieta.
] tan le paréce a usted que dos horas de visita no son
Para cargar a cualquiera!