LOS ANGELES DEL ARROYO 741
a
Madrid, ignoraba que Arturo hubiese vuelto. de Francia,
porque César jamás le nombraba en “su casa, “y sólo lo
supieron por su: abuela, que: lés dijo que había regresado
y que tal vez iría: a comer a su casa con sus padres.
La entrada de Arturo en casa de suthernanio: fué se-
alada por-un ¿alboroto monumental.
Habitaban los condes, de Valle. Roja ; y marqueses de
Gelú un lindo hotel en la calle de Sagasta. En el entre-
Suelo estaba la sala de billar,
En el momento de llegar Arturo estaban jugando Al-
Varito y Ricardo con el ruido que acompaña siempre los
Juegos de los muchachos. Cuando sonó la campanilla de
la cancela del hotel, acercóse Ricardo con el taco en la
Mano, dándole de tiza, a la ventana del entresuelo a tiem-
PO que el portero abría y entfaba Arturo.
. ¡El tío, el tío! —gritó Ricardo.
Y los tacos cayeron sobre la mesa, y*los dos chicos,
Atropellándose, bajaron de cuatro saltos la escalera y en
'UN minuto se hallaron recolgados los dos del cuello de
Arturo,
. —¡Dejadme, demonios, que vais a hacer un tiicidio
Conmigo! —exclamó medio astixiado Arturo, abrazándo-
y suspendiéndoles por la cintura en cada brazo, por-
Que era un gimnasta de primera fuerza,