LOS ANGELES DBL ARROYO 769
de volver la cabeza a las damas para mirarlas como bi-
chos raros, descendían del carruaje y se mezclaban con
los paseantes.
Y era de ver entonces ¡odas aquellas cabezas femeni-
nas inclinarse de lado, como las espigas abatidas por el
viento, para decirse unas a otras.
—Esa es la Golfini... la otra, la duquesa de la Sonora.
Y María y Clara, que observaban aquel movimiento,
tenían la seguridad de que las tres cuartas partes del pa-
Seo se ocupaba de ellaz,
Aquello duró los cuatro días que permanecieron en el
Hotel de la Paix.
Al quinto día salieron del hotel para ocupar el suyo.