184 LOS ÁNGELES DEL ARROYO
La niña Marieta se había convertido en mujer, ya
mujer hermosa, y en mujer eminente, en celebridad euro
pea y americana.
Es decir, universal.
Y Enrique se sentía cohibido ante la doble grandedA |
de la hermosura y de la celebridad.
Creía que era aquella demasiada mujér para él.
Además tenía Marieta otra grandeza: la del dinero |
porque aun antes de saberse que estaría dotada en dos |
millones, ya se la consideraba con un capital que se acer” |
caba a la misma cantidad.
Pero esto no era un obstáculo para Enrique, como lo
era para Arturo.
Obstáculo de delicadeza que siempre sienten todas
las almas nobles.
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Enrique, por súa madre, contaba con un capital
mamente igual al supuesto a Marieta, y además ten
carrera: era un letrado distinguido, y, aunque hubie
pobre, sa posición como abogado le hubiera pef
casar con una mujer rica, sin desdoro para su delic
El bufete le producía cinco mil duros al año,
que corresponde a un capital considerable.
Y no obstante todas estas consideraciones qué
que se hacía para resolverse a dar el paso de decla
amor a Marieta, no hacía nada.
End Ú
par SU