Full text: Tomo segundo (002)

LOS ÁNGELES DEL ARROYO 947 
 Despidióse del librero y del dependiente, y saliendo 
de la librería montó en su carruaje, en el que se hizo con- 
ducir a la calle de Valverde, dando al cochero el número 
de L. casa. 
En diez minutos escasos llegó el carruaje a su destino. 
Entró César en.el portal, que, como todos los que 
ÑO tienen portero, «olía y no a rosa», y emprendió la as- 
ensión de los ciento diez escalones, o sean veinticuatro 
Metros de altura, y llegó sin aliento al pasiilito-de las tres 
Puertas, en el centro de la del número dos, también del 
Centro, se veía la flamante placa indicadora del domicilio 
del «publicista» Ferrán. 
- Ya hemos dicho que las buhardillas tenían honores de 
Pisos sextos; y así lo indicaba el número que había a la 
Ubida de la escalera. 
César leyó la placa y murmuró: 
-— Aquí es... j 
Después llamó con los nudillos a falta de timbre, 
- “ampanilla o aldibón, de que las puertas carecían por ser 
Artículo de lujo el llamador habiendo nudillos, tacones y 
Puntas de botas. 
César hizo uso de los primeros, que lo son en el or- 
den de las llamadas: natural, nudi los; impaciente, punta 
de botas; desesperación, tacones, por otro nombre... coces, 
-—¡Van!—dijo una voz breve dentro, en la que César 
"Econoció la de su hermano Arturo. 
Esperó.
	        
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